miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tratamiento de aguas residuales.

En la industria textil se utilizan grandes cantidades de agua. La mayoría de los colorantes con los que se tiñen las telas son compuestos diseñados para resistir el sudor, los detergentes, la luz solar y el paso del tiempo, y se producen químicamente. Limpiar el agua residual de estos procesos de teñido es complejo y costoso. Las bacterias aerobias, que funcionan con aire del ambiente, rompen las moléculas de los colorantes y forman dos aminas (compuestos químicos orgánicos derivados del amoniaco), que pueden ser mucho más tóxicas que el colorante mismo, pues algunas pueden llegar a ser cancerígenas.


Con el objetivo de atender este grave problema ambiental, Germán Buitrón Méndez, del Laboratorio de Investigación en Procesos Avanzados de Tratamiento de Aguas (LIPATA) del Instituto de Ingeniería de la UNAM, Unidad Juriquilla, desarrolló un proyecto que combina un método químico y otro biológico para tratar este tipo de residuos y evitar que contaminen cuerpos de agua.

En las plantas de tratamiento convencionales el agua se decolora, pero los colorantes se quedan en las bacterias que realizan el proceso, así que la contaminación se traslada del líquido a los lodos donde medran estos microorganismos. La fase química del nuevo proceso aplica un método llamado Fenton, que utiliza peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) y sales de fierro para mineralizar los compuestos presentes en el agua y degradar la materia orgánica. Buitrón dice que “es eficiente, pero muy caro por los reactivos que utiliza. Como es un proceso químico, no se puede garantizar que toda la reacción produzca dióxido de carbono (CO2) y compuestos minerales. A veces contiene subproductos que pueden ser tóxicos”. Para minimizar costos y riesgos del método Fenton, Buitrón y sus colegas lo utilizan parcialmente. El proceso transforma los colorantes en sustancias más fácilmente degradables por medio de bacterias aerobias. Un sensor detecta la concentración de colorante. Al reducirse hasta cierto nivel, se suspende la fase química del proceso y se inicia la fase biológica. En esta fase, el producto entra en un reactor en el que hay lodos con bacterias aerobias que terminan de degradar las moléculas del colorante. La fase experimental ha resultado exitosa, y actualmente los investigadores buscan una empresa interesada en desarrollar un piloto para probarlo en una fábrica textil.

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